lunes, 29 de noviembre de 2010

NO TE RINDAS de Mario Benedetti

No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje,
perseguir tus sueños, destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor, no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma y vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya, y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero,
porque existe el vino y el amor, es cierto
porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar un canto
bajar la guardia y extender las manos.
Desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida, y retomar los cielos,

No te rindas, por favor, no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento
porque no estás solo, porque yo te quiero.

domingo, 28 de noviembre de 2010

POEMA DE PABLO NERUDA

Muere lentamente quien no viaja,

quien no lee,

quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!

NO TE IMPIDAS SER FELIZ


sábado, 27 de noviembre de 2010

HAS VIVIDO

En la mitad de tu vida, repasas lo que has vivido, y descubres experiencias que no habías comprendido.

En el tiempo trascurrido, con todo un camino andado, siente que lo conseguido, con fuerza te lo has ganado.

Quizás no lo tengas “todo”, porque no te hacía falta.
Ahora que lo comprendes, le das su justa importancia

No existe el mundo perfecto, ni la persona ideal, existe el mundo que creas con tu manera de estar.

Si has dado sin esperar, si has perdonado un error, si has escuchado a un amigo, si no has guardado rencor…podrás decir que has vivido.

Podrás decir que has vivido cuando al mirar a tu lado veas que no marchas sola, que alguien coge tu mano.

Si conociste el Amor, de amiga, compañera y madre
Amor del que nada espera y se entrega sin sentido. Amor que todo lo llena, podrás decir que has vivido.

Y ahora, sigue adelante, con todo ese amor a cuesta
Para seguir repartiendo a quien, quizás, no lo encuentra.

                                                                             ELOÍNA CALVETE

ELLA

Ella se sentía como árbol caduco, como tierra seca, como ser sin rumbo
Y llegó la lluvia que moja la tierra, y al árbol cansado le brotaron hojas
Ella quiso frutos, renovar su piel, reformar su mundo y ser…lo que fue.
Todo se transforma, nada se destruye, siempre permanece lo que fue su origen
Aquel que otro traje, sin querer, vistió. Se desnuda y busca lo que ayer dejó.
Desnuda tu alma, desnuda tu cuerpo, vuelve a ser aquella que fuiste hace tiempo
Rompe la baraja, busca nuevas  reglas, hazlo con cariño…y verás, aceptan
Porque ya no hay culpas, ni recuerdos tristes, sólo hay experiencias de lo que viviste
Y aunque estás desnuda, tu piel ya ha cambiado, tu alma es más grande por dar cuanto has dado.
Aprovecha ahora todo lo vivido, mira hacia adelante. HAY OTRO CAMINO.
Y ella se ha mirado con una sonrisa, comienza su ruta, tranquila….sin prisas.         

SOMBRA.

Ha aparecido la SOMBRA,  esa que todo lo envuelve
Que te ahoga, que te angustia, que te agota, de repente.
Y comienza  la batalla contra esta tristeza ausente, respira hondo, respira, ya la conoces, sé fuerte
No te dejes envolver por el negro pesimismo, no acudas a esa llamada, no vayas que no es tu sitio.
Empújala, empuja fuerte, y se alejará de ti. Respira hondo, respira, volverás a sonreir.
Ya te enfrestaste con ella, ya la conoces muy bien, por eso, aleja la sombra. TÚ PUEDES,  eso lo sé.
Esta batalla no es nueva, al enemigo conoces. Si es así, no tengas miedo, no dejes ni que te roce
Sabes que ella está ahí, y aparece cuando quiere, pero tú ya eres más fuerte. Lucha contra ella, PUEDES.
Mira, mira, se diluye, se va, sí, se está alejando. HOY HAS PODIDO CON ELLA, como ayer….pasito a paso.
Esta lucha que mantienes contra la maldita sombra es la que te da la fuerza de enfrentarte con  la vida.
Todos tenemos” fantasmas”, sombras que nos acechan, algunos no quieren verlas y van por la vida a ciegas.
Por eso cuando la sientas, cuando creas que se acerca, respira hondo, sé fuerte… y le cerrarás las puertas.
Y “cuélgate una medalla” porque hoy lo has conseguido…
Mañana será otro día, y lo pasado…al olvido.


LA CAÍDA DE BAGDAD JON LEE ANDERSON

El régimen de Sadam Hussein vive sus últimos momentos, la obra de Jon Lee Anderson abarca una secuencia cronológica que se inicia con una minuciosa descripción de los  meses  previos a la guerra en Irak,  termina con la  narración de la caótica y desgarradora situación del país un año después del término oficial de la contienda. El periodista estadounidense llega poco antes del inicio de un enfrentamiento  que pondrá fin a un gobierno dictatorial, apoyado en la propaganda de  un líder ególatra y cruel, y en el miedo. Quiere conocer, de primera mano,  la realidad en la que viven los iraquíes, sus opiniones sobre la guerra, sus sentimientos y sus esperanzas.
Entabla relación con diversos ciudadanos de Irak,  un grupo de personas  a través del cual el lector va conociendo  la dictadura de Sadam, la entrada de las tropas norteamericanas y la etapa final, cuando,  acabados los enfrentamientos, se podía esperar  la paz. Son iraquíes como Sabah, su chófer, un  eficiente  chií que se hace indispensable para Anderson en sus desplazamientos y que le muestra los  lugares comunes por los que discurre la vida en Bagdag, una ciudad  que  intenta mantener la normalidad diaria a pesar de la amenaza americana. O como  Ala Bashir,  médico personal del dictador  y creador de algunos de los principales monumentos que alaban la figura del gobernante. Este artista, antiguo conocido del reportero,  se convertirá en personaje protagonista en la obra de Anderson. Ambos mantendrán largas conversaciones sobre la figura del dictador.  Al  periodista  le interesa, sobre todo, entender porqué  un hombre culto e inteligente acepta una relación con este líder político cuyas sangrientas actuaciones traen consecuencias tan nefastas para  su país. A lo largo del libro las razones de Bashir se desvelan  y se puede vislumbrar el entorno del dirigente  en sus últimos días.
Describe Anderson el día a día de los periodistas que, como él, han decidido permanecer en Irak y repasa diversas anécdotas sobre los cambios de hotel, las provisiones de comida y agua y los trajes contra las armas químicas. Las circunstancias de su trabajo hace que se estrechen lazos de amistad y colaboración entre los distintos corresponsales y que el trágico destino de algunos de estos profesionales sea un duro golpe para todos ellos. Recuerda la muerte de José Couso, el reportero  de Tele 5,  alojado en el Hotel Palestina y  abatido por los disparos de un tanque norteamericano. Está convencido de que el disparo fue un error y no un ataque premeditado de las tropas de Estados Unidos. Sin  discursos moralistas este reportero recoge también   la historia de Alí, de doce años, sin familia y sin futuro, con el cuerpo destrozado, víctima de una guerra  que destruye vidas y esperanzas. Daños colaterales.


Se apoya en historias humanas porque, según dice, a través de los dramas humanos “es más fácil comprender lo que allí ha ocurrido”. Permanece en Bagdad tras la ocupación  del ejército norteamericano y es testigo de la ineficaz política que quiere imponer el gobierno de Bush. Los estadounidenses son  incapaces  de comprender el carácter y la cultura  del pueblo iraquí y tropiezan cada día con unos ciudadanos  que rechazan la  invasión. El fin de la guerra no supondrá  el fin de la violencia.
Todo esto lo relata Jon Lee Anderson sin aspavientos, sin moralina y con una innegable calidad narrativa. Reacio a tomar partido, escucha a sus interlocutores en un  afán de comprender los distintos resortes que guían los comportamientos humanos en tan dramáticas circunstancias. Una y otra vez recoge las  palabras de algunos  iraquíes que  avisaban de las funestas consecuencias que tendría  esta campaña  militar. Muchos querían ver derrotado a Sadam Husein por su crueldad, pero no a cambio  de la  ocupación extranjera.
En el primer aniversario de la entrada en Bagdad  nada ha cambiado “había transcurrido un año, pero parecía como si la capital no hubiera caído en absoluto…o quizá aún estuviera cayendo”. Las palabras de Anderson, llenas de desesperanza, reflejan una triste  realidad que continua  aún hoy. Da la impresión de que Irak  nunca terminará de “caer”.

                                                                                                                                       Eloína Calvete García

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mi vida, mi libertad

Ayaan Hirsi nace en Mogadiscio (Somalia), en 1969. Hija de un líder político encarcelado, su infancia transcurre entre Somalia, Arabia Saudí, Kenia y Etiopía. El libro es la historia de su vida, la vida de una  mujer musulmana que huye de sus raíces y se refugia en Europa para vivir su libertad.
Gracias a su abuela materna, Ayaan conoce su estirpe, se siente parte de un clan y se inicia en los primeros rezos a un dios lejano, Alá. Una figura omnipresente que rige los designios de los hombres y les indica el camino a seguir. Con apenas  cinco años es sometida, junto a su hermana, a la ablación del clítoris. Durante su estancia en La Meca entra en contacto con un islamismo más puro que el que ha conocido en sus primeros años. “En Arabia Saudí todo giraba en torno al pecado. Una no era traviesa, era pecadora. Una no era limpia, era pura. Escuchábamos la palabra haram, prohibido, todos los días”. Ayaan  se hace consciente de la posición de inferioridad de la mujer musulmana.
En Kenia aprende en un colegio de habla inglesa y se aficiona a la lectura. Termina el bachiller mientras  descubre el mundo a través de los libros. Un mundo lleno de libertad, de aventuras y de luchas por la igualdad. Con dieciséis años, la hermana Asisa, una  educadora de doctrina islámica, entra en la vida de Ayaan.  “La hermana nos introdujo en la lucha interior. Había dos tipos de combate por Alá, y el primer esfuerzo era la yihad en nuestro interior: la sumisión de nuestra voluntad”. Mientras, África se desmorona. El proceso de descolonización ha convertido el continente en un polvorín. Los enfrentamientos civiles hacen que cada vez más gente vuelva sus ojos hacia la religión Surge un nuevo islam que estudia el Corán para conocer  la naturaleza del mensaje del profeta.
 Ayaan duda. Asiste a debates islámicos en inglés con jóvenes somalíes y paquistaníes, quieren comprender las escrituras. Leen juntos a Hassan al Banna, creador de la Sociedad de los Hermanos Musulmanes, y al egipcio  Sayib Qutb.  Pero las lecturas solitarias de la joven somalí le muestran otro tipo de pensamiento. Su mente se divide: “Me pareció un hecho notable que tantos prestigiosos pensadores musulmanes hubieran filosofado tan largamente sobre cuántos centímetros de piel femenina podían destaparse sin hacer que eso provocara el caos general”. Deja de asistir a los debates y comienza su aprendizaje en  una escuela de secretarias.  En 1992 su padre le anuncia que la  ha ofrecido en matrimonio a un chico musulmán  que reside en Canadá. La joven  no quiere casarse, sabe que  perderá su libertad y tendrá que someterse a su marido.  Su padre insiste y  la envía a Alemania mientras espera el visado para el país norteamericano.
Ya en Europa, Ayaan toma una decisión y  se refugia  en Amsterdam. “El día 24 de julio subí al tren. Todos los años rememoro esa fecha. Para mí es mi verdadero cumpleaños: ese día nací como persona, tomé decisiones por mí misma sobre mi vida. No huía del islam o hacia la democracia. En aquel entonces no albergaba grandes ideas. No era más que una muchacha que quería ser ella misma; así me precipité hacia lo desconocido”.

En Holanda comienza su nueva vida. Trabaja como intérprete, consigue la ciudadanía e inicia sus estudios de Ciencias Políticas. El ambiente de tolerancia y libertad que se respira en la universidad de Leiden, y en el resto del país,  la obligan  a cuestionarse las enseñanzas del islam. Los atentados del 11-S y los sucesos posteriores hacen que Ayaan reaccione y escriba, por primera vez, sobre el peligro potencial que supone una religión “que nunca había pasado por el proceso de ilustración que llevara a la gente a poner en tela de juicio su enfoque rígido de la  libertad individual”. Cuando sus ideas y opiniones se difunden, comienza a recibir amenazas de muerte. Ingresa en el Partido Liberal holandés y es elegida diputada.  Vive rodeada de guardaespaldas. Decidida en su lucha contra la intolerancia, conoce a Theo van Gogh, director de cine. “La película que hicimos Theo y yo, Submission Part 1, trata, ante todo, de la relación del individuo con Alá. En el islam, a diferencia del cristianismo y el judaísmo, la relación del individuo con Dios es de completa sumisión, como entre esclavo y amo”.
La reacción de determinados sectores musulmanes no se hizo esperar. El director de cine y Ayaan reciben todo tipo de amenazas.  En noviembre de 2004, Theo van Gogh es asesinado por Muhamad Buyeri.  Sobre el  pecho   del cineasta  queda clavada una carta amenazadora  dirigida a la joven somalí.  Ayaan  tiene que huir de  Holanda. Protegida por los servicios de seguridad, es trasladada a Estados Unidos. Actualmente, Ayaan  Hirsi Ali trabaja en el American Enterprise Institute de Washington. Con este libro,  quiere trasladar un mensaje: “ El tipo de pensamiento del que fui testigo en Arabia Saudí y en la Hermandad Musulmana, en Kenia y Somalia, es incompatible con los derechos humanos y los valores liberales. Mantienen una mentalidad feudal basada en los conceptos tribales del honor y la vergüenza. Se basa en el autoengaño, la hipocresía y la doble moral. Aprovecha los avances tecnológicos de Occidente, pero finge ignorar que tienen su origen en el pensamiento occidental. Esta mentalidad hace que la transición a la modernidad resulte muy dolorosa para quienes practican el islam”.
Aquella joven que buscó refugio en Europa es hoy una mujer que levanta  su voz, se dirige a los gobiernos occidentales. Reclama una solución para las mujeres musulmanas, denuncia su situación de abandono. Y espera que los seguidores del islam  sean capaces de cuestionar determinados aspectos de su religión.  Capaces de reconocer que se han quedado anclados en el pasado y que una revisión de sus dogmas evitaría enfrentamientos y les haría entrar, por fin, en la edad moderna

Eloína Calvete García 

Lugar y año de publicación: Barcelona,  2006 Editorial: Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores  Nº de páginas: 490

"PUERTAS CERRADAS, LUCES ENCENDIDAS SOBRE LA CULTURA"

Museo en el que se taparon las obras con sábanas (Fuente: web)

El mundo de la cultura italiana se enfrenta al gobierno de  Berlusconi y sus recortes presupuestarios. Museos, bibliotecas, teatros, fundaciones líricas, ayuntamientos y universidades “en pie de guerra” para impedir que se reduzcan las asignaciones que el ejecutivo otorga al universo cultural y a los espectáculos.
La jornada de huelga se extendió por todo el país. Desde Nápoles a Milán secundaron la protesta, el lema: “Puertas cerradas, luces encendidas sobre la cultura”. Unos  museos cerraron, otros no cobraron la entrada. Alguno cubrió con sábanas sus obras de arte. Las bibliotecas dejaron de prestar libros. Y los sindicatos han convocado otra huelga en el mundo del espectáculo el día 22. Unas iniciativas originales y efectivas. Unas movilizaciones que demuestran que se puede hacer frente a las arbitrarias actuaciones de algunos gobiernos demasiado acostumbrados a “ningunear” al arte y a los artistas.
 El patrimonio cultural italiano genera sustancioso beneficios. Pero según algunos agentes culturales, la conservación de monumentos deja mucho que desear y hay teatros que se encuentran a punto de cerrar. No se comprende que las autoridades italianas decidan recortar,  casi un 50%, las partidas presupuestarias que se les asignan. Sin embargo, la respuesta no se ha hecho esperar. La huelga ha conseguido que el ministro de Economía se replantee la situación. Pueden perder mucho más de lo que tenían previsto ahorrar.
 En épocas de crisis los recortes empiezan con las asignaciones del ámbito cultural. No sólo en Italia, es una práctica generalizada. Y nunca hay protestas, parece que estamos dispuestos a aceptar que es una medida necesaria. Sin embargo, dejar de lado la cultura es dejar de ser nosotros mismos. Sin cultura no hay sociedad y no hay sociedad sin cultura. No debemos dejarnos engañar por los gobiernos, las crisis económicas no se superan retirando  o recortando las asignaciones al mundo de la cultura.
Debemos aprender de los italianos, defender nuestro universo cultural y hacer que las autoridades gubernamentales le concedan el lugar que le corresponde. España, como Italia, es un país que recoge importantes  dividendos  del turismo. Un turismo que no solo viene buscando el sol y las playas. Nuestra historia, nuestro arte, nuestra cultura,  están  vivos  en infinidad de museos, grandes y pequeños. En las calles de numerosas ciudades, en sus monumentos, en sus restos arqueológicos. Y sus administradores tienen que hacer juegos malabares para adaptarse a las asignaciones estatales.
No es justo. Es cierto que atravesamos un mal momento económico, pero recortando las partidas destinadas a museos, teatros o  espectáculos podemos encontrarnos con otra crisis, la crisis de la cultura. Y esa no se supera con asignaciones económicas. Si relegamos al olvido nuestro patrimonio cultural, olvidaremos nuestra propia esencia, nuestras señas de identidad. Seamos consecuentes y, como han hecho los italianos, plantemos cara a unas  autoridades que se pierden en un mundo de políticas absurdas.  Defendamos el valor de la cultura, tenemos que ejercer como ciudadanos responsables. Será nuestro legado a las generaciones futuras.

Eloína Calvete García