CUENCA
Acabamos de regresar de Cuenca. De la ciudad enclavada en las
montañas. La ciudad en la que las casas cuelgan y las calles suben hasta el
cielo o bajan al abismo. La ciudad de los dos ríos, de los puentes eternos y
los bellos paseos. La ciudad custodiada por enormes dinosaurios que otean el
horizonte desde su museo-atalaya.
Acabamos de regresar de Cuenca. Y no nos importaría volver.
Volver a recorrer su hermosa catedral. Volver a subir y bajar empinadas cuestas
y escaleras infinitas para extasiarnos en sus miradores. Volver a contemplar
las construcciones imposibles y los deslumbrantes paisajes. Volver al pasado
más remoto de Cuenca entre fósiles prehistóricos y restos de muralla. Volver
para descubrir un nuevo rincón, una nueva y aún más hermosa perspectiva que
fotografiar.
Acabamos de regresar de Cuenca. La ciudad-mirador que se
asoma al Júcar y al Huécar desde su espectacular casco histórico. La ciudad
Patrimonio de la Humanidad desde 1996. Podría seguir detallando recodos,
senderos, torres y alturas que visitar y admirar en esta urbe singular; lugares
que no pudimos recorrer en esta primera visita, lugares que recorreremos cuando
volvamos.
Porque acabamos de regresar de Cuenca, pero seguro que vamos
a volver.
ECG